María Cabral


 Profunda tristeza
Vacío en el alma
Llanto inagotable
Espina clavada
Mientras hilos de sangre
Me cubren el alma.

Cruel es el destino
Que amedrenta
Mi existencia
Robas lo más amado
Quitando de mí presencia
A quien tanto he deseado.

Pudo ser muy hermoso
De no haberse detenido
El latir de tu corazón
Junto a todos tus sentidos.

Espero, si hay otra vida
Se unan nuestros caminos
Que sea yo quien te de abrigo
Y así hacer realidad
Lo que ahora no pudimos.
María Cabral

 Ser fugaz en mi existencia
pasas dejando tus huellas,
sin ni siquiera darte cuenta
que suspiro y me desvelo
anhelando tu presencia.

Tu voz fuerte, pero dulce
susurra en mis oídos por las noches,
melodías de encanto y derroche.

Son tus besos miel para mis labios,
tu abrazo el calor que me estremece,
tus caricias deleitan mis entrañas
como leña que arde entre las llamas.

Te quiero tanto y no sé porqué,
mis ojos te vieron y me enamoré
encendiste luces en mi alma
que me hacen cantar cada mañana.

Estrella efímera en mi camino
como viento pasas
soplando en mi oído,
pero llenando en mi alma
un espacio vacío.

Siento celos de la noche
que te mira cuando duermes,
del agua que te acaricia
cuando en ella te sumerges.

De tu piel brota el encanto
que me hace amarte tanto
y entre risas provocando
mil emociones y el llanto.
María Cabral
Caminar sediento de palabras alentadoras, de oportunidades fortuitas, de la sinceridad de alguien que te entienda y te aprecie sin intereses independientes. Son estas algunas de las causas de vacíos y fuentes de fracasos que experimenta el ser humano en este diario vivir. La vida teje con manojos de situaciones las experiencias de cada ser y el trayecto para conseguir los sueños que cada uno se  ha forjado. 

Es por eso que nos endurecemos y renovamos nuestra piel para poder pasar la travesía y prepararnos para las próximas.
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos creído seres invencibles e inmortales, pues nos olvidamos que el tiempo pasa dejando sus huellas, huellas que no volveremos a pisar. Nos creemos un producto terminado sin ni siquiera saber reconocer nuestros errores y nuestras debilidades ante una situación compleja.